En el post de hoy seguimos compartiendo más sobre nuestros días en Europa. El turno de hoy es para Sevilla, una ciudad increíble en la que pudimos confirmar, como dice el refrán, que tiene un color especial.
Entre las callesitas de piedras y sus casas, plazas y palacios llenos de rojos, amarillos y blancos, con esporádicos toques de color, te sientes como en una película de la que no quieres despertar. Además, el clima fue perfecto, pues el cielo azul turquesa contrastaba con su increíble arquitectura de una manera espectacular.